sábado, 18 de diciembre de 2010

No pensar

Me acuerdo que una amiga se escribía en la mano NO PENSAR. Yo debería hacer lo mismo.

martes, 9 de noviembre de 2010

Y te llegó el día...

Un hijo de puta menos. Massera, te fuiste impune a los 85 años. Todavía quedan muchos de tus amigos acá, pero tu partida es una muy buena noticia.

domingo, 7 de noviembre de 2010

"Y nos damos cuenta una vez más, que el teatro se convierte en una herramienta social cuando después de una función se acercan personas a decirnos que dudan sobre su identidad"

sábado, 23 de octubre de 2010

La dignidad del arte


Yo escribo para quienes no pueden leerme. Los de abajo, los que esperan desde hace siglos en la cola de la historia, no saben leer o no tienen con que. Cuando me viene el desánimo, me hace bien recordar una lección de dignidad del arte que recibí hace años, en un teatro de Asís, en Italia. Habíamos ido con Helena a ver un espectáculo de pantomima, y no había nadie. Ella y yo éramos los únicos espectadores. Cuando se apagó la luz, se nos sumaron el acomodador y la boletera. Y, sin embargo, los actores, más numerosos que el público, trabajaron aquella noche como si estuvieran viviendo la gloria de un estreno a sala repleta. Hicieron su tarea entregándose enteros, con todo, con alma y vida; y fue maravilla.
Nuestros aplausos retumbaron en la soledad de la sala. Nosotros aplaudimos hasta despellejarnos las manos

Eduardo Galeano.

sábado, 2 de octubre de 2010

Otra vez sábado y domingo

Primer sábado de octubre, sábado con gusto a domingo. Esta vez el domingo no espera al sábado y el sábado, tampoco al domingo. El sol comienza a asomar en el Vallle y el reloj de la Iglesia toca siete campanadas. La mañana está fresca y el sábado camina por las vías del tren con extrema lentitud. El domingo va por la vereda de enfrente con una caminata que se parece más a un trote. En una esquina se cruzan, pero ya no se reconocen.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Otro nieto recuperado

Hoy al mediodía, Las Abuelas de Plaza de Mayo dieron a conocer un nuevo nieto recuperado. Ya suman 102.

martes, 14 de septiembre de 2010

Frases para tomar prestadas

"Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos."

Julio Cortázar

viernes, 10 de septiembre de 2010

domingo, 5 de septiembre de 2010

Sábado y domingo

El domingo está sentado en la vereda de una plaza esperando. El sábado lo observa con detenimiento desde la esquina sin que el domingo lo perciba. Suenan las campanas del reloj de la plaza y marcan las siete, siete de la tarde.
El atardecer comienza a caer y el cielo se tiñe de naranjas y rosas. Un borracho se acuesta en el banco de la plaza, una señora de saco gris le da de comer a las palomas, otro señor pasa vendiendo churros, un chico pide monedas y una abuela trata de hacerle entender a su nieto que no tiene plata para llevarlo a la calesita.
El domingo sigue sentado en la vereda de la plaza y ahora tararea la melodía de una canción mientras el sábado desde la otra esquina intenta descrifar lo que canta, la distancia se lo impide. El sábado se acerca un poquito más al domingo, camina veinte pasos hacia adelante, cuenta las baldosas una por una.
El domingo se da cuenta que el sábado lo viene observando desde hace rato, levanta la cabeza y mira al cielo. Comienza a ponerse incómodo. Se agacha, se ata los cordones de los zapatos y comienza a caminar minuciosamente en sentido contario de donde está el sábado. El sábado vuelve a retroceder veinte pasos, se ubica en el mismo lugar que estaba y se sienta a mirar como se aleja el domingo.

domingo, 29 de agosto de 2010

Los Nadie

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres...Que algún mágico día llueva la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte, pero ni en lloviznita cae la buena suerte, ni hoy, ni mañana, ni nunca. Por mucho que a los nadies les pique la mano izquierda o se levanten con el pie derecho o empiecen el año cambiando la escoba...Los nadies, los dueños de nada, los hijos de nadie, los ningunos, los ninguneados que no son aunque sean, que no hablan idiomas sino dialectos, que no profesan religiones sino supersticiones, que no hacen arte sino artesanía, que no tienen cultura sino a lo sumo folclore, que no son seres humanos sino recursos humanos, que no tienen nombre sino número, que no figuran en la historia universal sino en la crónica roja de la prensa local... Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

Eduardo Galeano

jueves, 26 de agosto de 2010

Quiero primavera

Quiero levantarme temprano y que se asome el sol.
Quiero ver las flores del patio.
Quiero salir en la bici sin campera.
Quiero ver a las viejas caminando por el canalito.
Quiero ver a la vecina de al lado baldeando la vereda.
Quiero anfiteatro con bandas.
Quiero ver otra vez a Anaclara.

viernes, 13 de agosto de 2010

Nena tené más cuidado!

Ayer casi pierdo la vida otra vez, y digo otra vez porque esta situación ya me sucecedió en otras ocasiones.
Yo en contramano por la Misiones sobre mi bici roja, naranja o coloradita ( la gente siempre me tira distintos colores).Un taxi que viene bien, por su mano como Dios manda, por calle Estados Unidos.El taxista dobla en la esquina y se encuentra sorpresivamente conmigo que estaba tratando de acomodarme la bufanda y ni siquiera estaba mirando para adelante. Alcanzo a verlo cuando escucho la frenada del tachero y yo también clavo mis frenos zarpadamente.Tan zarpadamente que después se me trabo la bici y andaba re pesada.Nena tené más cuidado ,vos siempre en contramano me gritó el tipo. Yo sólo le respondí, sisi Sr perdón y me fui despacito en contramano por la Misiones.
Pero que me asusté, me asusté ehh. Son esos momentos que uno dice: me salvé de milagro. Moraleja: Debería andar con más cuidado y por la calle correspondiente si quiero seguir andando en bici.

jueves, 29 de julio de 2010

Pequeños diálogos

-¡Uy, perdoname, me olvidé!.
-Sí, me olvidé. Vos te olvidás de las cosas que te convienen.
-No, no me olvido sólo de las que me convienen, también me olvido de un montón de cosas que no me convienen.

lunes, 19 de julio de 2010

Tres años sin el Negro

 Hoy se cumplen tres años de la muerte de Fontanarrosa. Acá va un pequeño homenaje, la primera parte del discurso "Las Malas Palabras".

sábado, 3 de julio de 2010

Infinita tristeza

Así como hace dos semanas no podía contener mi alegría, hoy tampoco puedo contener la tristeza. Así como ayer disfrutaba que Brasil quedaba eliminado, ahora los que disfrutan son ellos.

Le tenía tanta fé a este equipo que vernos fuera del mundial es algo que todavía me cuesta asumir. Pero como dice el Diego, los partidos hay que ganarlos y esta vez no pudimos ganarle a Alemania.

Es cierto que los alemanes fueron superiores, pero también es cierto que la selección luchó hasta el último minuto. Cuando faltaban 20 minutos y teníamos un 3 a 0, seguíamos ahí, firmes, tratando de meterla. Y qué decir del técnico...

Yo era una de esas personas que hace dos años cuando asumió Maradona no daba ni dos pesos.Coincidía con todos, en que era el mejor jugador del mundo, pero no le veía futuro como director técnico y la verdad, me sorprendió bastante.

Diego demostró que además de ser el mejor jugador del mundo, también podía ser un gran DT. Siempre acompañó a los jugadores, incluso cuando todos los periodistas deportivos le pegaban de todos lados por la actuación que tuvo Argentina en las eliminatorias.

Es triste irse así del mundial. Es triste perder con los mismos de hace cuatro años otra vez. Pero igual quiero decir que estoy orgullosa de nuestra selección.

miércoles, 30 de junio de 2010

Reflexiones de un miércoles por la tarde

Que casi se largaba a llover, pero las nubes no lo permitieron. Que casi se iba la luz, pero el sol estaba ahí para alumbrarnos. Que casi se me escapa un abrazo, pero decidí guardármelo. Que casi digo, pero no dije nada. Que casi hago, pero tampoco hice nada.

domingo, 27 de junio de 2010

Solamente muero los domingos...

¿Alguien me presta un poco de ganas para sobrevivir a este domingo de estudio?

martes, 22 de junio de 2010

Argentina 2 Grecia 0

Muchachos gracias por esta alegría, estoy segura que vendrán muchas más. México, allá vamos.

jueves, 3 de junio de 2010

Apuntes filosóficos acerca del hombre que "se tira a muerto"

Antes de iniciar nuestro grandioso y bello estudio acerca del "hombre que se tira a muerto", es necesario que nosotros, humildes mortales, ensalcemos a Marcelo de Courteline, el magnífico y nunca bien ponderado autor de Los señores chupatintas, y el que más amplia y jovialmente ha tratado de cerca al gremio nefasto de los "que se tiran a muerto", gremio parásito e imperturbable, que tiene puntos de contacto con el "squenun", gremio de sujetos que tienen caras de otarios y que son más despabilados que linces. Y cumplido ya nuestro deber con el señor de Courteline, entramos de lleno en nuestra simpática apología.
Hay una rueda de amigos en un café. Hace una hora que "le dan a los copetines", y de pronto llega el ineludible y fatal momento de pagar. Unos se miran a los otros, todos esperan que el compañero saque la cartera, y de pronto el más descarado o el más filósofo da fin a la cuestión con estas palabras:
-Me tiro a muerto.
El sujeto que anunció tal determinación, acabadas de pronunciar las palabras de referencia, se queda tan tranquilo como si nada hubiera ocurrido; los otros lo miran, pero no dicen oste ni moste, el hombre acaba de anticipar la última determinación admitida en el lenguaje porteño: Se tira a muerto.
¿Quiere ello decir que se suicidará? No, ello significa que nuestro personaje no contribuirá con un solo centavo a la suma que se necesita para pagar los copetines de marras.
Y como esta intención está apoyada por el rotundo y fatídico anuncio de "me tiro a muerto", nadie protesta.
Con meridiana claridad que nos envidiaría un académico o un confeccionador de diccionarios, acabamos de establecer la diferencia fundamental que establece el acto de "tirarse a muerto", con aquel otro adjetivo de "squenun".
Hacemos esta aclaración para colaborar en el porvenir del léxico argentino, para evitar confusiones de idioma tan caras a la academia de los fósiles y para que nuestros devotos lectores comprendan definitivamente la distancia que media entre el "squenun" y el "hombre que se tira a muerto".
El "squenun" no trabaja. El "hombre que se tira a muerto" hace como que trabaja. El primero es el cínico de la holgazanería; el segundo, el hipócrita del dolce far riente. El primero no oculta su tendencia a la; vagancia, sino que por el contrario la fomenta con sendos baños de sol; el segundo acude a su trabajo, no trabaja, pero hace como que trabaja, cuando lo puede ver el jefe, y luego "se tira a muerto" dejando que sus; compañeros de deslomen trabajando.
¿El que "se tira a muerto" es un hombre que después de tantas cavilaciones llegó a la conclusión de que no vale la pena trabajar? No. No se "tira a muerto" el que quiere, sino el que puede, lo cual es muy distinto.
El que "se tira a muerto", ya ha nacido con tal tendencia. En la escuela era el último en levantar la mano para poder pasar a dar la lección, o si le conocía las mañas al maestro, levantaba el brazo siempre que éste no lo iba a llamar, creyendo que sabía la lección.
Cuando más infante, se hacía llevar en brazos por la madre, y si lo querían hacer caminar, lloraba como si estuviera muy cansado, porque en su rudimentario entendimiento era más cómodo ser llevado que llevarse a sí mismo.
Luego ingresó a una oficina, descubrió con su instinto de parásito cuál era el hombre más activo, y se apegó a él, de modo que teniendo que hacer entre los dos un mismo trabajo, en realidad éste lo hiciera, porque tan lleno de errores estaba el trabajo del que "se tira a muerto".
Y los jefes acabaron por acostumbrarse al hombre que "se tira a muerto". Primero protestaron contra "ese inútil", luego, hartos, le dejaron hacer, y el hombre que "se tira a muerto" florece en todas las oficinas, en todas nuestras reparticiones nacionales, aun en las empresas donde es sagrada ley chuparle la sangre al que aún la tiene.
La naturaleza con su sabia previsión de los acontecimientos sociales y naturales, y para que jamás le faltara tema a los caballeros que se dedican a hacer notas, ha dispuesto que haya numerosas variedades del ejemplar del hombre que "se tira a muerto".
Así, hay el hombre que no se puede "tirar espontáneamente a muerto". Lo atrae el dolce far niente, pero este placer debe ir acompañado de otro deleite: la simulación de que trabaja.
Le veréis frente a la máquina de escribir, grave el gesto, taciturna la expresión, borrascosa la frente. Parece un genio, el que le mira se dice:
-¡Qué cosas formidables debe pensar ese hombre! ¡Qué trabajo importantísimo debe de estar realizando!
Inclinémonos ante la sabiduría del Todopoderoso. El, que provee de alimentos al microbio y al elefante a un mismo tiempo; él, que lo reparte todo, la lluvia y el sol, ha hecho que por cada diez hombres que "se tiran a muertos", haya veinte que quieran hacer méritos, de modo. que por sabia y trascendental compensación, si en una oficina hay dos sujetos que todo lo abandonan en manos del destino, en esa misma oficina hay siempre cuatro que trabajan por ocho, de modo que nada se pierde ni nada se gana. Y veinte restantes hacen sebo de modo razonable.

Roberto Arlt

viernes, 28 de mayo de 2010

¿Y dónde está el sol, y dónde está el sol?

martes, 11 de mayo de 2010

¿Se puede ser tan pelotuda?

Si, se puede. Se puede perder el celular tres veces. Y tenés que tener mucha suerte para que te lo devuelvan, dos de esas tres. Dicen que la tercera es la vencida. Hoy perdí completamente las esperanzas de que lo podía llegar a encontrar.

sábado, 1 de mayo de 2010

La bicicleta


Este posteo va dedicado a ese hermoso vehículo llamado bicicleta. ¿Qué sería de mí vida sin ella?

Andar en bici debe ser una de las cosas que más disfruto en la vida. A lo largo de estos años (que tampoco son tantos) he tenido varias playeras y para ser sincera mucha suerte con ellas. Estoy convencida de que esas bicicletas no se hicieron para mí.

Cuando recién empezaron a salir las playeras yo me encapriché con que quería una. Parecían muy cómodas con ese manubrio tan grande y eso del freno contrapedal era todo una novedad. Así fue como después de joder un tiempo me regalaron mi primera playera. Un año me duró. Todavía recuerdo la tarde en que mi vieja volvió a pata del supermercado diciéndome que se la habían choreado.

Mi segunda playera era negra. Me la había regalado mi hermana después de comprarse una nueva. No era linda, estaba bastante despintada y le faltaban las manoplas. Pero andaba rápido (y eso era lo que importaba). Esta bici me duró casi dos años y dejó de pertenecerme una tarde de domingo en la que mis hermanos me la sustrajeron sin previo aviso para ir al Ciber a jugar al Counter Stryke. Se fueron en dos bicis y cuando los veo llegar volvían los dos en una. Faltaba la mía que se la habían robado.

La tercera y última playera que tuve me la compré con mis propios ahorros. Tres meses de diarios me alcanzaron para una bicicleta azul hermosa .Era usada, pero parecía bastante nueva y andaba tan rápido como la amarilla. Me la robaron pasado el año, creo. Esta vez no fue ni a mi vieja, ni a mis hermanos. Me la afanaron a mi en la facu. Siempre tendré dudas si fui yo que até mal la bici o si me cortaron el candado.

Y esa es mi historia con las playeras. Hoy ando en la bici más fea que se imaginen.Así como la ven; viejita, destartalada y toda despintada, (todavía se alcanza a ver el color rojo, cuasi anaranjado) esta bici tiene 25 años.

La “Colomovil” se ha convertido en mi fiel compañera hace casi dos años. Espero que podamos seguir compartiendo muchos más…

lunes, 26 de abril de 2010

Otoño en el Alto Valle

El Alto Valle en otoño tiene algo mágico, especial. Los álamos se tiñen de amarilllo, rojo, verde y otros colores que no se pueden definir exactamente, porque son una mezcla de los anteriores.
Chicas, ayer fuimos al río con mi familia y pensaba en lo lindo que sería compartir esta tarde con algunas de ustedes.

Mari, a vos te imaginé escribiendo algo lindo en tu cuaderno de tapa dura. A Anita cebando unos amargos. Luli de acá para allá sacando fotos con su cámara gigante, esa que parece re profesional. Ayu, a vos a vos tocando la guitarra mientras yo te pedía otra vez Pepe Lui.

jueves, 15 de abril de 2010

Apagón

La oscuridad no me preocupa. Me preocupa la luz. La oscuridad es solamente ausencia de luz. Pero la ausencia sí me preocupa. La preocupación no. Me es indiferente. Sin embargo, la indiferencia me preocupa muchísimo. La considera una actitud vergonzosa. Aunque la vergüenza no me preocupa. Antes si, me preocupaba. Pero a mí me da lo mismo el antes y el después; mi vida no es un desarrollo tendiente a nada. Por eso la nada no me quita el sueño. El sueño, en cambio, es algo que sí me interesa. A veces me quedo toda la noche despierto, pensando en eso. No llego a ninguna conclusión, pero las conclusiones me exasperan. Prefiero los puntos de partida. No por las partidas; por los puntos. Siempre trato de acumular puntos. No por los puntos en sí; es por la acumulación. La acumulación entendida por una cosa sola, no como un cúmulo de otras. Los cúmulos, yo, si pudiera, los disgregaría. Las cosas tienen que ir separadas; no juntas. Juntas forman otras cosas, y eso trae complicaciones. Aunque yo a las complicaciones no les tengo miedo. Lo que me asusta es lo simple. Lo simple no se sabe de dónde sale; ahí es donde está el misterio. Aunque los misterios, por suerte, no me interesan. Me interesa la suerte. Qué desgracia. Porque la suerte siempre es escasa. Y si dijera que no me preocupa la escasez, mentiría. Pero mentir no me preocupa. A mi me preocupa la verdad. Cuando miento no tengo problema; puedo decir cualquier cosa. Aunque sea verdad, no importa, porque la digo de mentira. Pero cuando hablo con la verdad, tengo que andar con más cuidado. Por las dudas, en esos casos digo lo menos posible. Y después me desdigo, así cubro dos posibilidades. Pero no es que me quiera cubrir. Yo hago todo a la intemperie. Y si no hay luna, mejor. A mí me gusta la oscuridad. La oscuridad no me preocupa. Me preocupa la luz. La oscuridad es solamente ausencia de luz. Pero la ausencia sí me preocupa. La preocupación no. Me es indiferente.

Leo Maslíah

martes, 13 de abril de 2010

Martes 13, no te cases ni te embarques

Ya me encontré con varias personas que joden con esta pavada de martes 13. Me pregunto, ¿quién está tan al pedo como para inventar tantas supersticiones?

Si rompés un espejo cagaste para toda tu vida
Que no se te vaya a cruzar un gato negro porque también, fuiste
No casarse un martes 13
Que si se te cae la sal
Que si abrís un paraguas en un lugar cerrado
Que si pasas por debajo de una escalera

Estas son algunas de las boludeces que recuerdo, seguramente habrá muchas más. Dejémonos de joder... si nos tiene que pasar algo malo nos va a pasar y punto. Sea martes 13, martes 22, o lunes 15.

lunes, 5 de abril de 2010

Lunes otra vez

Hoy me levanté con todas las pilas. Hoy parece jueves y es lunes. Odio los días lunes tanto como los domingos. No es que parezca jueves por el día, parece jueves porque yo hoy estoy contenta como los días jueves. Porque los jueves me gustan y además me acuerdo del tema jueves cobarde que también me gusta.Y eso me hace acordar a mi amiga Luli que la extraño mucho.
Bueno, por todo eso. Pero hoy es lunes y son las 8.20 ya. Me voy a la mierda.

domingo, 28 de marzo de 2010

martes, 23 de marzo de 2010

Voy a dormir

Son las 5.40 y me pregunto, ¿qué carajo hago despierta a esta hora? Fue todo culpa de la perra que acaba de rascar la puerta para salir a mear. Pensé en no levantarme y hacerme la dormida para que le abra otro integrante de la preciosa familia. Nadie se levanta, parezco ser la única persona que vive en esta casa.

Me quedo un ratito más en la cama. Pienso en que si no le abro la perra va a mear adentro y ni da, porque yo soy la primera que me levanto, entonces me va a tocar limpiar a mi. Otra opción sería que se levante mi madre a los gritos preguntando si nadie escucho que la perra quería salir. Esa sería la peor de todas.

Me dejo de pensar tanto y voy a abrirle. La perra, tranqui se toma su tiempo para hacer sus necesidades. Yo mientras la puteo un rato como si me entendiera algo.

El animalito vuelve a entrar y yo vuelvo a mi cama con la esperanza de poder seguir durmiendo. Ya no me puedo dormir más. Miro un rato el techo, me pongo boca abajo con las manos bajo la almohada, me acomodo bien, trato de cerrar los ojos, me doy vuela para un lado, para el otro, pero no hay forma.

La maldita perra ya meo y yo ahora me tengo que cagar porque soy la única persona de la casa que la escucha y no se hace la boluda.

Voy a dejar que hable
la vejiga en el camino
voy a intentar dormir
y soñar algo divino
ya comí, ya fumé
ya tome el café
sin dejar de escribir
voy a dormir
voy a dormir
voy a dejar
los chorizos y el vacío
y llegar a tandíl
con el fusíl bién servido
mañana puede ser un gran día
pero el agua se enfría
voy a dormir
voy a dormir
tengo dos mates
uno dulce y otro amargo
se hace largo
el camino a tandíl
te veo en el club de polo
con mi petiso bartolo
quiero verte el cuadril
voy a dormir
bajo la luna de perfíl
voy a dormir
yo queria dormir
no quería soñar
me despierto
doliéndome en el paladar
será la espina
que me dejó la mejor mina
será que tengo
demasiado para dar
voy a dormir
voy a dormir
vuelvo a la tierra
cuando veo la sierra
es el perfíl en la distancia
de tandil
campesina
que lejos estaba la estancia
mejor te espero
en el hotel plaza francia
para dormir
voy a dormir
te espero
con la guitarra en el ropero
me queda nada más
que una semana
te espero
con el asado con cuero
mañana
en la suite "Cacho Fontana"
voy a dormir
voy a dormir
voy a dormir
voy a dormir
voy a dormir
voy a dormir

Se me vino a la cabeza la canción de Calamaro.

martes, 16 de marzo de 2010

Otra vez la misma historia. ¿Cuándo vas a aprender?

lunes, 1 de marzo de 2010

Sobre el otoño

Me gusta el otoño
Pero no me gusta el mes de marzo
Me gusta el otoño
Pero no me gusta empezar las clases

Me gusta el otoño
Pero no me gusta juntar las hojas de mi patio
Me gusta el otoño
Pero no me gusta que los días se pongan fríos

Me gusta el otoño
Pero no me gusta que mis amigas se vayan
Me gusta el otoño
Pero no me gusta que después los arboles se queden pelados

Igual, me gusta el otoño.
Me gusta pisar las hojas secas y escuchar ese ruidito

jueves, 18 de febrero de 2010

Temazo

domingo, 14 de febrero de 2010

Me cago en San Valentín

viernes, 5 de febrero de 2010

TÍO EUGENIO (Fontanarrosa)

Esa vez que Gardel vino a Rosario fuimos a verlo con mi amigo el Flaco Octavio, mamá y el tío Eugenio. Al tío hubo que insistirle bastante para convencerlo. El decía que le gustaba mucho la música, pero siempre había que rogarle para cualquier cosa. Era una de esas personas que se complacían en que le insistieran. Había logrado forjarse, en la familia, una cierta fama de hombre misterioso, retraído, que de tanto en tanto nos concedía la gracia de su presencia. Venía, eso sí, para Navidad y Año Nuevo, y, en esas ocasiones, permanecía callado, escuchando condescendiente las conversaciones de todos nosotros. A veces sonreía, con comprensión, ante los problemas mundanos, otras veces su mirada se perdía en el vacío y nos daba a entender que se hallaba sumergido en cavilaciones profundas, muy alejadas de las nimiedades que se hablaban en la mesa.

Había ocasiones en que papá, a quien le reventaban bastante esas poses que adoptaba Eugenio, le preguntaba su opinión sobre el tema en discusión. Eugenio, entonces, solía acentuar un poco más la sonrisa bajo el bigote fino, cerraba los ojos e, inclinando la cabeza, hacía un gesto como diciendo “Está bien, puede ser. Dejémoslo ahí. No tiene importancia”. Esto lo ponía en llamas a mi viejo quien, a veces, optaba por no insistirle o bien le decía: “¿Qué es eso de. . .?” y le imitaba a Eugenio el gesto con la cabeza que éste había hecho. “Decí, carajo. ¿Qué te parece?”. Eugenio, entonces, hacía todo un prolegómeno antes de hablar. Se acomodaba bien en su silla, barría con la mano algunas migas del mantel, carraspeaba, decía “Bueno. . . bueno. . .”, tratando de conseguir que se hiciese un silencio general, que nadie dejase de prestarle atención. Incluso llegaba a dirigirle una mirada reprobatoria a los chicos que hacían ruido, o gritaban, mientras jugaban, porque cuando terminaban de comer se les permitía levantarse de la mesa e ir a jugar. Y yo me doy cuenta de que todos entrábamos en el circo. Siempre había alguna tía que, allí, se hacía cómplice y chistaba a los chicos o les decía “Cállense chicos” y hasta mi vieja llegó a decirles alguna vez “Cállense chicos, que va a hablar el tío Eugenio”, como si se tratase de Yrigoyen. Y por ahí el tema que se estaba tratando era si a los sifones de soda convenía meterlos en el fuentón con barras de hielo o no. Pero para Eugenio la ceremonia era la misma. Y cuando, por ejemplo, mi vieja decía eso de “Chicos, cállense que va a hablar el tío Eugenio”, él tocaba el cielo con las manos. A mí me hinchaba las pelotas cuando mi vieja hacía eso. Entonces Eugenio largaba con el discurso y, ya te digo, aunque el tema fuera cómo hacer el chimichurri, él, a los dos minutos, ya estaba hablando de los griegos, de la condición humana, del descubrimiento del pararrayos. Un infierno. Un plomo total. Era un tipo trascendente. No podía decir cosas sin importancia. No podía decir, por ejemplo, “Alcanzame la sal”. No, él tenía que hablar del Todo y la Nada. De la Vida y la Muerte, de los grandes misterios de la Existencia. Y la joda del caso es que todos sabíamos que era un rata. No te digo un croto, un tirado. Pero era un tipo de clase media clase media como todos nosotros, que vivía con lo justo. Pero andaba siempre muy elegante, muy cuidadoso de su presencia, muy dandy. Y claro, como su palabra era un producto escaso, se cotizaba alto. Como todas las cosas escasas. Como el caviar, los diamantes. Eso él lo sabía, y administraba avaramente sus opiniones. Gracias a Dios, después de todo, porque a mí me reventaba. Además, fijate vos, que no era mi tío. No era tío nuestro. Era casado con una tía de mi vieja, una cosa así. Un parentesco bastante lejano. Pero se le decía “tío” como a tantos amigos de la familia que vienen seguido a la casa y uno les dice a los pibes “Saluden al tío” o “A ver, mostrale al tío lo que aprendiste hoy”. Pero no era tío nuestro. Lo que pasa es que cuando tía Nena —esta tía que te digo de mi mamá— vivía, muchos domingos venían a casa a tomar el té con el Eugenio. Mirá el programa. Claro. A Eugenio no lo ibas a llevar a una cancha de fútbol o al hipódromo. Cuando murió tía Nena, Eugenio medio que se borró. Ya empezó a aparecer menos o, como te digo, caía para las fiestas de fin de año. Pero en esa ocasión que vino Gardel, no sé cómo había venido por casa. Papá ya había muerto y yo ya tendría unos 23 años. Andaban todos enloquecidos con Gardel, imagínate. Y la vieja fue la que le dijo a Eugenio que nos acompañara a verlo. No sé si lo hizo de compromiso o porque a la vieja siempre le gustó un poco el Eugenio. Decía que la parecía “un hombre muy interesante”. Por supuesto, Eugenio se hizo rogar un poco. Pero al final aceptó acompañarnos. Dijo que había despertado su curiosidad ese fenómeno popular a pesar de que él, aclaró, desconfiaba bastante de los fenómenos populares. Pero nos dijo que había estado comentando el caso de la repercusión de Gardel con Vitantonio. Vitantonio era, para aquella época, un profesor de canto bastante conocido en la ciudad. Un italiano medio maricón, decían, pero muy respetado. Parece que había sido tenorino, que había cantado en la Scala de Milán, al menos así contaba él, pero debía ser verdad. La cuestión es que, cada tanto, tío Eugenio sacaba el tema de su amistad con Vitantonio que, decía, era un hombre terriblemente culto y con el que solían pasarse las noches hablando de música clásica, de ópera y esas cosas.

Muy bien, fuimos al teatro, me acuerdo que Gardel cantaba en el teatro Odeón, que después fue el cine Broadway, ahí en calle San Lorenzo. Era un mundo de gente, Gardel cantó como los dioses y nosotros salimos enloquecidos. Tanta sería nuestra euforia que nos permitimos ir a tomar un cívico y comentar la velada a un café de por ahí. Tío Eugenio permanecía ensimismado, como reconcentrado. El flaco Octavio, pobrecito, que era muy suelto, muy dicharachero, no aguantó más y le preguntó. Le preguntó qué le había parecido Gardel. Eugenio hizo su clásica rutina, se echó hacia atrás, perdió su vista en el vacío entrecerrando un poco los ojos, se cruzó de brazos. . . “Bien” dijo “Bien ¿eh?. . . Bien”. Pareció que no iba a agregar nada más pero siguió. “Tiene, realmente, grandes condiciones vocales. Grandes condiciones vocales. Podría, tranquilamente, ser un excelente tenor. Un excelente tenor. Puliendo, claro, algunas imperfecciones evidentes. Algunos vicios. Pero con un buen profesor, alguien que lo guíe. . . Yo podría hablar con Vitantonio. . . Pero. . . está visto que el muchacho prefiere el género popular. Está visto que no le interesa demasiado abordar un género más exigente. Preferirá, es humano, el halago de la repercusión, digamos, masiva. Pero. . . podría ser un excelente tenor, podría serlo. En fin. . . seguirá en esto. . . “. Se acarició repetidamente el bigote, estiró la apretada sonrisa y culminó: “Qué lástima . . . Qué lástima.

sábado, 9 de enero de 2010

Los amores cobardes no llegan a amores, ni a historias, se quedan allí.

martes, 5 de enero de 2010

Partió el "Gitano"

Sandro, Sandro... Lo mejor va a ser apagar la tele por una semana. Que en paz descanse este tipo con todas sus nenas.